30 AÑOS DE DEMOCRACIA
En el día de
ayer, 10 de diciembre de 2013, todo ciudadano argentino experimentó una cierta
contradicción emocional relacionada con el significado de la fecha. Se cumplieron 30 años de democracia
ininterrumpida en el país, cuya memoria histórica aún sigue dictando los
pasos del presente, en un contexto
marcado por la propagación de protestas policiales y violentos saqueos en
más de 20 provincias del país que han acabado por desestabilizar la sociedad
argentina estos últimos días. Pese a que la cercanía de las vacaciones suele
avivar este tipo de reclamos salariales y diferentes formas de protestas
sociales, este año la virulencia se ha agravado para llevarse consigo vidas
humanas o atentar contra las mismas. Y esto no es digno de una democracia sana,
ni ayuda a valorizar su preservación durante ya más de 30 años. Buscar los
responsables y tomar medidas para aplacar la problemática es también un deber
de la actual democracia.
La Casa Rosada durante el festejo por los 30 años de democracia en Argentina |
La alegría de la conmemoración, más o
menos explícita según el valor que cada ciudadano da a la asunción del periodo
democrático en el país (y como no, a los esfuerzos del gobierno actual en la
materia), quedó diluida por estos
episodios violentos que, a su vez, marcaron la celebración del evento
organizado durante la pasada tarde-noche. Para empezar, diversas personalidades
políticas, como el jefe de gobierno
porteño, Mauricio Macri, o el hijo del expresidente Raúl Alfonsín, Ricardo,
cuestionaron la festividad por la situación que atravesaba el país -aunque el
segundo acabó por aceptar la invitación junto a dos de los presidentes
constitucionalistas, Fernando de la Rúa
y Adolfo Rodríguez Saá (Menem y Duhalde
la rechazaron). La propia sociedad argentina se veía inmersa en una puja
interior entre el optimismo de la jornada y la tristeza de las imágenes que
sacudían los medios de comunicación, pese a que las decenas de miles de personas que finalmente acudieron a la celebración programada enfrente de la Casa Rosada defendían en su mayoría el festejo para hacer frente a los que
estos días practican la violencia, la incitan o la permiten en los
diferentes territorios del interior del país.
"Los manifestantes defendían el festejo para hacer frente a los que estos días practican la violencia, la incitan o la permiten"
A su vez, en el
acto oficialista planificado dentro del Museo
del Bicentenario con los principales diputados, senadores, funcionarios,
sindicalistas y demás actores sociales del periodo democrático (en primera
fila, las Madres y Abuelas de la Plaza
de Mayo junto al juez español Baltasar
Garzón), ya se intuía -y muchos esperaban- que la presidenta Kirchner iba a hacer mención directa de los
acontecimientos violentos en su discurso público por la democracia. A parte
de resaltar sólo los logros conseguidos durante el alfonsinismo (1983-1989) y
la etapa kirchnerista (2003-actual), hilvanando ambos periodos como los “más
democráticos” en defensa de los derechos humanos y promotores de la economía
nacional, la Presidenta condenó firmemente a “los violentos” que pretenden
“desgastar los valores de la democracia” en referencia a los responsables de
los saqueos.
Fuente: Télam. Acuartelamiento policial en Córdoba. |
“Algunas cosas no son por contagio, son por
planificación y ejecución quirúrgica”, expresó Cristina Kirchner para
defender la premeditación de los acuartelamientos policiales y su implicación
directa en la organización o permisividad de los saqueos. “Hemos visto liberar zonas para que vaya gente a cometer delitos”,
argumentó. Por ello, sostuvo que debe haber
un control político y cívico de las fuerzas de seguridad provinciales para
ejercer la función asumida de servicio a la ciudadanía. “Hay que condenar la
extorsión a la sociedad de aquellos que portan armas”, sentenció.
La inseguridad es justamente una de las
asignaturas pendientes del periodo democrático en la Argentina, sobre todo en los ciclos económicos más vulnerables como
cuando se produjeron los saqueos durante la crisis de 2001. Las recientes vinculaciones de ciertos
sectores del sistema policial con el aumento del narcotráfico en Argentina,
cuyas conexiones se empezaron a registrar en las provincias de Córdoba y Santa
Fe (las mismas que detonaron los actuales pillajes), no son mera coincidencia en relación a las protestas salariales
encabezadas estos días por los policías provinciales y los asaltos que de su
inacción se han desatado. No cabe duda, tampoco, de que la mayoría de agentes
regionales se ha sumado a la protesta en reclamo a un aumento salarial (el
salario básico ronda los 6000 pesos, unos 500 euros en el mercado extraoficial)
que ayude a combatir los cada vez más evidentes conflictos de narcotráfico,
prostitución y trata de personas.
"La inseguridad es justamente una de las asignaturas pendientes del periodo democrático en la Argentina"
Mientras en la
provincia de Tucumán se recrudecían ayer los saqueos, en la capital de Buenos Aires se vislumbraban los fuegos
artificiales que junto al sonido de los cantos del himno nacional, versión a
cargo de la Fanfarria de Granaderos y el Choque Urbano con la Presidenta en el
mismo escenario tras finalizar el acto oficial, probaban que esa noche los concentrados en la Plaza de
Mayo querían hacer más ruido. Jóvenes militantes de la Unión Cívica Radical compartían espacio público con militantes
kirchneristas de Nuevo Encuentro y Kolina, además de otros grupos peronistas,
familias o grupos de jóvenes con ánimos de celebrar. Una fiesta por la democracia que, sin quererlo, quedaba aislada del
ánimo general del país, pero que imponía
nuevos retos políticos y sociales para aquellos que quieran hacer del presente democrático
un orgullo del futuro.
Laura Safont
@safucat90